Qué es la validación emocional: importancia, cómo mejorarla y ejemplos

Aceptar y permitir que las emociones fluyan es muy importante para gestionarlas de forma saludable. Descubre con detalle la importancia de la validación emocional a continuación:

Fomenta el autoconocimiento

Validar nuestras emociones nos permite entender lo que estamos sintiendo. Este conocimiento es fundamental para tomar decisiones más acertadas, acordes a nuestra verdadera esencia. Por el contrario, cuando ignoramos lo que sentimos, es habitual que reprimamos nuestras emociones, lo que da lugar a una mayor confusión. Si quieres lograrlo, no te pierdas este artículo sobre Cómo conocerse mejor a uno mismo.

Ayuda a regular las emociones

La validación emocional también contribuye a la regulación emocional, es decir, a la capacidad de manejar las emociones de forma adaptativa. De hecho, cuando otorgamos el valor necesario a las emociones, es más probable que eso que sentimos se procese de forma saludable. Por ejemplo, aceptar y vivir la tristeza ayuda a disipar esta emoción de manera natural, sin entrar en un ciclo de pensamientos negativos y autocríticos.

Mejora las relaciones personales

Para crear vínculos afectivos fuertes, no hay nada como sentirse comprendido y escuchado. Al fin y al cabo, la validación emocional genera confianza y empatía. Por contra, cuando se resta importancia a lo que siente la otra persona, es muy probable que esta se sienta incomprendida y rechazada, lo que da lugar a malentendidos y posibles distanciamientos.

A pesar de que aceptar las emociones conlleva innumerables beneficios, no es fácil hacerlo. Pero, ¿cuáles son las razones por las que nos cuesta validar nuestras emociones y las de los demás? Te las mostramos a continuación:

• Experiencias previas de invalidación: cuando una persona ha crecido en un entorno en el que se han minimizado sus emociones, es posible que internalice la idea de que sus sentimientos no son importantes. Este tipo de experiencias impiden que la persona aprenda a reconocer sus propios sentimientos o a pedir que otros lo hagan.
• Creencias limitantes sobre las emociones: en algunos entornos, las emociones son vistas como señal de debilidad o falta de control. Por ejemplo, en algunas culturas se promueve la idea de que la intensidad emocional debe reprimirse con tal de garantizar el autodominio y mantener una imagen de fortaleza. Ante ello, recomendamos estos Ejercicios para cambiar las creencias limitantes.
• Falta de empatía o comprensión: no todas las personas tienes la capacidad de empatizar con las emociones ajenas. Y si bien la empatía emocional es una habilidad que puede entrenarse, lo cierto es que a veces no está bien cultivada. Esto dificulta validar las emociones de los demás, ya que la persona no comprende lo que el otro está sintiendo.
• Miedo al conflicto: hay quien evita la validación emocional por miedo a dar la razón o entrar en un conflicto. Es decir, para estas personas, validar las emociones ajenas implica aprobar el comportamiento de quien provocó esa emoción.

La validación emocional tiene lugar tanto en uno/a mismo/a como en las interacciones con los demás. De hecho, es una habilidad que se puede desarrollar y mejorar con estas estrategias:

• Escucha de forma activa: escucha con el objetivo de comprender lo que la otra persona está diciendo. Esto implica prestar toda tu atención, no interrumpir e intervenir, desde el respeto, para mostrar tu punto de vista. Hacer preguntas abiertas, como «¿qué opinas respecto a eso?» o «¿cómo te gustaría que fuese la situación?» puede ayudar al otro a compartir sus emociones cómodamente.
• Aceptar las emociones sin juzgar: uno de los aspectos más importantes para mejorar la validación emocional es evitar el juicio y la crítica negativa. Aceptar lo que la otra persona siente sin tratar de corregirlo o minimizarlo demuestra respeto por su experiencia emocional. Por ejemplo, puedes decir algo como «entiendo que te sientas así», «imagino que lo estás pasando mal» o «es completamente normal sentirse de esa forma en tu situación».
• Practica la autoaceptación emocional: para poder validar las emociones de los demás primero debes ser capaz de validar las tuyas. La autoaceptación emocional implica reconocer tus emociones sin juzgar lo que sientes. Por lo tanto, para mejorar tu validación emocional, reflexiona sobre cómo te sientes, valida esas emociones y trata de comprender de dónde vienen.
• Evita dar soluciones inmediatas: cuando alguien comparte una emoción, el primer impulso es ofrecer una solución. Sin embargo, a veces es suficiente con acompañar a la persona, es decir, con escucharla y valorar lo que está expresando. Así pues, resiste la tentación de «arreglar» las cosas y, en su lugar, céntrate en escuchar y validar las emociones del otro.

Para poder identificarla mejor, presta atención a estos ejemplos de validación emocional:

Validación emocional en una relación de pareja

Imagina a una persona que llega a casa visiblemente frustrada por una discusión en el trabajo. En lugar de pensar y decirle «no es para tanto» o «deja de preocuparte por eso», puedes responderle «parece que te sientes muy frustrado/a. ¿Quieres hablar sobre lo que pasó?». Esta respuesta muestra comprensión y apertura y, sobre todo, valida el sentimiento del otro sin necesidad de minimizar su experiencia.

Validación emocional con un/a amigo/a

Un/a amigo/a ha roto recientemente con su pareja y está triste por ello. En lugar de decirle «te olvidarás de él/ella pronto» o «hay muchos peces en el mar», puedes responderle «una ruptura es difícil y es natural que duela. Sé comprensivo/a contigo mismo/a». Para más ejemplos, no te pierdas este artículo sobre Qué no hacer cuando alguien te cuenta sus problemas.

Validación emocional interna

Si en alguna situación te sientes abrumado/a por el estrés, de nada servirá repetirte que no deberías sentirte así. En lugar de eso, toma aire y piensa: «Es comprensible que me sienta así. Tengo muchos frentes abiertos y tengo un límite».

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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