
Se dice que «el dinero no da la felicidad» porque, aunque cubre necesidades básicas y brinda comodidad, no garantiza bienestar emocional ni relaciones de calidad. Al menos así lo cree el millonario y empresario Vinay Hiremath, quien asegura que si bien tiene «libertad infinita, no sabe qué hacer con ella». Este caso no es la excepción.
La relación entre felicidad y dinero ha sido objeto de debate en innumerables ocasiones. Al fin y al cabo, la desesperanza, la falta de motivación y la tristeza no son ajenas a las personas con una posición económica acomodada. Por ello, es probable que hayas escuchado que «el dinero no da la felicidad». Pero, ¿es realmente así? En este artículo de Psicología-Online analizamos por qué se dice que «el dinero no da la felicidad» y qué hay de cierto en ello.
Por qué se dice que «el dinero no da la felicidad»
La idea de que el dinero no da la felicidad radica en una realidad aplastante de que no todas las personas que poseen grandes fortunas son felices. Esto es cierto cuando comparamos a estas personas con quienes tienen menos recursos.
Algunos estudios psicológicos y económicos han demostrado que el dinero tiene la capacidad de mejorar la felicidad hasta cierto punto. Según la teoría de la jerarquía de necesidades o Pirámide de Maslow, los seres humanos tienen una jerarquía de necesidades que comienza por cubrir su alimentación, vivienda y salud. Una vez satisfechos estos requisitos fisiológicos, influyen otros factores en el bienestar psicológico, como las relaciones personales y el propósito en la vida.
Además, otro argumento a favor de que «el dinero no da la felicidad» es que este puede generar preocupaciones adicionales, como el miedo a perderlo, la presión social por mantener una determinada posición económica y la dificultad para confiar en las intenciones de los demás.
Por no hablar de que la satisfacción que generan los bienes materiales suele ser efímera debido a la «adaptación hedónica». Este término fue acuñado por Brickman y Campbell, y afirma que los seres humanos regresan a su nivel de felicidad previo después de experimentar cambios positivos o negativos en su vida.
Quién dijo que «el dinero no da la felicidad»
La frase «el dinero no da la felicidad» no tiene un origen único, pero se ha atribuido a distintas personalidades a lo largo de la historia. Por ejemplo, una de las primeras personas conocidas por expresar una idea similar fue Aristóteles, quien consideraba que la felicidad dependía de la virtud y no de la riqueza material.
Por su parte, en el siglo XVIII, el escritor y filósofo Jean-Jacques Rousseau también afirmó que la felicidad no consistía en la acumulación de riquezas, sino en la armonía con uno mismo y con la naturaleza. Independientemente de quiénes hayan afirmado que el dinero no da la felicidad, lo cierto es que esta idea se ha popularizado hasta tal punto que se ha ido transmitiendo de generación en generación.
Qué hay de cierto en «el dinero no da la felicidad»
Para resolver el eterno debate de si el dinero da o no la felicidad, los psicólogos Daniel Kahneman y Angus Deaton, de la Universidad de Princeton, analizaron un estudio[1] sobre el impacto de la posición económica en la felicidad. Según sus conclusiones, el dinero mejora la felicidad hasta un umbral de ingresos, concretamente en torno a los 75.000 dólares anuales, es decir, unos 72.000 euros anuales. Más allá de esta cifra, los incrementos en ingresos no se traducen en una mayor felicidad a largo plazo, o lo hacen en menor medida.
En general, el dinero da la felicidad en la medida en que permite cubrir las necesidades básicas de una persona y proporcionarle seguridad y libertad financiera. Por lo tanto, y según datos objetivos, el dinero influye en la felicidad, pero no de forma absoluta. La salud mental, las relaciones personales y el sentido de propósito en la vida también tienen un peso significativo en el bienestar general de las personas.

¿Cuándo el dinero no compra la felicidad?
Hay situaciones en las que el dinero tiene poco o ningún impacto en la felicidad de una persona. Algunos de los casos más comunes son:
- Falta de significado en la vida: como en el caso de Vinay Hiremath, y otras tantas personas con grandes fortunas, si careces de propósito en la vida o de sentido de realización, probablemente te sentirás insatisfecho.
- Relaciones personales débiles: según el psiquiatra estadounidense Robert Waldinger, la felicidad está directamente vinculada a las relaciones humanas. Afirma que debemos tener al menos una o dos relaciones de apego seguro. Dicho de otro modo, si el dinero aleja a las personas o genera desconfianza, a la larga no da la felicidad.
- Adaptación hedónica: independientemente del precio o del valor de las cosas materiales, las personas tienden a volver a su estado de felicidad previo tras un periodo de disfrute.
- Estrés y preocupaciones: la gestión de grandes sumas de dinero puede generar ansiedad, miedo a la pérdida y dificultad a la hora de tomar decisiones.
- Comparaciones sociales: en sociedades en las que el estatus y la riqueza son muy importantes, las personas pueden caer en la comparación constante con los demás, lo que a su vez disminuye su satisfacción personal.
- Salud mental y física: aunque el dinero ofrece acceso a mejores profesionales y tratamientos, no puede costear la cura de determinadas enfermedades.
En cualquier caso, si te interesa el tema, no te pierdas este artículo sobre Cómo mejorar mi relación con el dinero.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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- Killingsworth, M. A. (2021). Experienced well-being rises with income, even above $75,000 per year. Proceedings of the National Academy of Sciences, 118(4), e2016976118.
Diener, E., Biswas-Diener, R. (2002). Will money increase subjective well-being? Social Indicators Research, 57(2), 119–169.
- Kahneman, D., Deaton, A. (2010). High income improves evaluation of life but not emotional well-being. Proceedings of the National Academy of Sciences, 107(38), 16489–16493.
- Lyubomirsky, S. (2008). The How of Happiness: A New Approach to Getting the Life You Want. Penguin.
- Seligman, M. E. P. (2002). Authentic Happiness: Using the New Positive Psychology to Realize Your Potential for Lasting Fulfillment. Free Press.